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El reloj más complicado del mundo

Esta es la historia de un reloj excepcional, una verdadera obra de arte, que en 1900 fue llamado el reloj más complicado del mundo y permaneció así hasta 1989.

Antes de contarte la historia de ese reloj maravilloso, veamos que es una complicación relojera, las complicaciones son las funciones adicionales que nos da un reloj mecánico, más allá de las básicas, que son, indicar la hora, los minutos y los segundos.

Los ejemplos que más fácilmente podemos encontrar son los fechadores simples, los cronógrafos, las agujas GMT, calendarios que indican el día de la semana, el mes y la fase lunar y luego tendríamos altas complicaciones, que pueden ser repetidores de minutos y sonerías, tourbillon o el calendario perpetuo.

Los relojes con complicaciones constituyen un universo abundante, en el que generaciones de artesanos han demostrado toda su inventiva y creatividad. Las complicaciones son muy interesantes porque resultan útiles y demuestran la maestría y complejidad relojera.

Durante la Exposición Universal de Paris en 1900, en los pabellones llamados “Industrias Misceláneas”, reservado para todas industrias en las que el trabajo técnico estaba subordinado a la invención creativa del artesano, se albergó la presentación de un reloj, que aunque estaba sin terminar, ganó el Gran Premio.

Ese reloj que había empezado a crearse en 1897, con múltiples complicaciones (funciones visuales simples, astronómicas y sonoras) era obra de un artesano relojero francés, llamado Louis Leroy, y había sido un encargo de António Augusto Carvalho Monteiro también conocido como Monteiro dos milhões (Monteiro, el millonario) un conocido empresario, coleccionista, entomólogo y bibliófilo, que había pagado 20.000 francos de oro por la pieza.

El Leroy nº 1, nombre por el que se conoce ese reloj, incluye 975 piezas, tiene movimientos de cuatro niveles y cuenta con más de 20 complicaciones y dos esferas, indica la salida y la puesta de sol en Lisboa, dispone de la ecuación del tiempo, el calendario perpetuo con indicación de día del mes y del día de la semana. Por una ventanilla colocada a las seis se encuentra la indicación en cifras del siglo, la década y el año, y como colofón también se pueden observar las estaciones, los solsticios, los equinoccios, la hora universal en 125 ciudades, la indicación de las esferas lunares y la posición del firmamento en el hemisferio boreal. Pero esto no es todo, el Leroy nº 1 también dispone de la indicación de la reserva de la marcha, cronógrafo ratrapante con contador de 30 minutos y 12 horas, regulador de velocidad silencioso y carillón de tres campanas, además en la caja de oro de 71 mm de diámetro están grabados los signos zodiacales con tal maestría que cuesta de creer.

El Leroy nº1, se terminó completamente en noviembre del año 1904 y era tal el valor en aquel entonces del reloj, que ante la imposibilidad de que el Sr. Carvalho Monteiro fuera a recogerlo a París y ante la negativa de Louis Leroy de enviarlo por correo por miedo a los ladrones y por el alto precio de la aduana, que aprovechando una visita a Paris del Rey de Portugal, el relojero le pidió que se lo entregara personalmente a su propietario. Y así ocurrió. El Rey de Portugal, en el Palacio de Lisboa, entregó en mano el reloj a su feliz propietario.

Durante muchos años no se supo nada más de esta maravilla hasta 1953, cuando los herederos de Carvalho Monteiro lo pusieron en venta. Francia realizó entonces una suscripción pública para devolverlo a su país natal. Se constituyó así un comité y se pudo disponer de más de 3.480.000 francos para comprarlo.

Hoy se puede contemplar en Museo del Tiempo de Besançon.

La Association Française des Amateurs d’Horlogerie Ancienne dedicó un libro sólo a este modelo, del que se imprimieron mil ejemplares, un merecido reconocimiento a una obra de arte y un artista relojero de valor incalculable.

Hasta 1989, con la creación para celebrar los 150 años de la fundación de la maison, del Calibre 89 de Patek Philippe , con 33 complicaciones, 24 manecillas, 2 esferas, 8 discos, 61 puentes, 129 joyas, 184 ruedas, 332 tornillos y 429 componentes mecánicos, fue el reloj más complicado del mundo.



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